Bocas del Toro, arena blanca y agua clara
Sus
impresionantes islas, sus paradisíacas playas de arena blanca y agua
clara, el carácter amable de sus gentes y el ambiente relajado y
despreocupado típico del Caribe, hacen de Bocas del Toro uno de los
destinos preferidos por los turistas que visitan Panamá.
Para llegar hasta este magnífico archipiélago panameño de Bocas del
Toro puede hacerlo en avión o por carretera. Si se inclina por la
primera opción, los vuelos parten desde el aeropuerto de Albrook, en la
Ciudad de Panamá, y en menos de una hora aterrizará en Isla Colón. Si,
por el contrario, prefiere recorrer los 600 kilómetros desde la capital,
debe saber que se necesitan al menos nueve horas para llegar a su
destino caribeño, aunque el trayecto vale la pena.
Esta segunda opción requiere cruzar prácticamente todo el país por
la carretera Panamericana hasta la ciudad de David, cerca ya de la
frontera con Costa Rica, y atravesar el istmo cruzando las montañas
hasta la costa del Caribe, para tomar una lancha en Almirante, hasta la
Isla Colón.
Una vez allí, moverse entre las diferentes islas es muy sencillo,
solo tiene que negociar con la gente del lugar (hay varias cooperativas
de taxis acuáticos) el precio del trayecto, más o menos unos cinco
dólares por viaje, dependiendo de la distancia.
En muchas ocasiones, los propios hoteles organizan paquetes de
excursiones que incluyen visitas a los lugares más visitados, aunque su
precio ronda los veinte o treinta dólares.
UN PASEO EN LANCHA.
Y si está en Bocas del Toro, no puede perderse alguna de las
excursiones que le propondrán al llegar allí, y menos si el tiempo le
acompaña con un bonito día soleado.
Nadar con delfines, bucear entre corales, relajarse en alguna playa
paradisíaca, comer un excelente pescado local o simplemente admirar la
imponente vegetación tropical que surge del mar con cada isla, pueden
ser alguno de los planes que pueden disfrutar en esta región caribeña.
A primera vista, ir al encuentro de los delfines puede ser una de
las excursiones más atractivas. Para ello, busque una lancha que le
lleve hasta la Bahía de los Delfines, desde donde podrá observar como
estos animales nadan, saltan y juegan entre ellos; aunque es preferible
estar avisados de una cosa antes de ir: las personas podemos programar
ir a ver la Naturaleza, otra cosa es que ésta aparezca en el momento que
nosotros deseamos.
No se desanime si no consigue ver a los delfines y continúe hasta
las cercanas playas de Cayo Zapatilla, uno de esos lugares típicos del
Caribe que nos muestran en fotografías, con arena blanca y agua
cristalina, rodeado de una vegetación de color verde intenso.
A continuación, tras un placentero baño en estas aguas, puede seguir
su ruta hacia Cayo Coral, donde podrá bucear rodeado de peces y
corales, o mejor dicho, donde la enorme cantidad de peces de todos los
tamaños y colores bucearan con usted.
Para terminar su paseo, después de deleitarse con un buen pescado en
alguno de los restaurantes de la zona situados en cabañas levantadas
sobre las aguas -los precios suelen oscilar entre los quince y veinte
dólares-, puede acercarse hasta la playa de Red Frog, en la Isla
Bastimientos.
Esta gigantesca playa, a la que se accede tras abonar los tres
dólares que cuesta la entrada al parque natural que hay que cruzar para
llegar a ella, es una de las más famosas de Bocas del Toro, así que no
será el único turista del lugar.
Otros destinos populares son la llamada Playa de las Estrellas, en
Boca del Drago, bautizado así por el propio Cristóbal Colón en su cuarto
y último viaja a América, por recordarle la línea de contorno de la
costa a la boca de un dragón.
Se trata de una playa flanqueada de cocoteros en la que uno puede
nadar en aguas transparentes viendo en el fondo, sobre la arena blanca,
numerosas estrellas de mar.
Cerca, mar adentro, también está Isla Pájaros, un peñasco de enorme
belleza que se alza en medio de las claras aguas características de la
zona, habitada por millares de aves de diferentes especies.
José Miguel Pascual.
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